
Los calamares me han encantado desde siempre, ya desde adolescente comía bocatas de calamares con mis amigos en la calle Atocha de Madrid. Unos buenos calamares a la romana, con un rebozado de calidad es algo sublime. Pero también se pueden volver como una mala experiencia para el paladar, cuando al morder nos encontramos un hilo elástico que sale del interior del calamar, si este es un procesado congelado.
Yo siempre apuesto por un calamar de calidad, fresco, y eso se nota muchísimo sea la elaboración que elijamos.
Un día haré unos calamares a la romana, pero hoy he hecho unos calamares al ajillo que están riquísimos, así que ahí va la receta.
INGREDIENTES
- 1 kg. Calamares (o un poco mas para 4 personas, luego se quedan en casi la mitad porque reducen mucho)
- Cebolla
- Ajo
- Guindilla
- Mejillones (o almejas)
- perejil
- Aove

Corto la cebolla en trozos pequeños o juliana, depende del día, y el ajo, y lo pongo con un buen chorro de aceite de oliva virgen a fuego lento, le echo un poco de sal por encima y lo tapo. Voy removiendo cada poco tiempo. No llego a dorar la cebolla sino que espero a que quede melosa, transparente y bien hecha. Me gusta confitarla.
Cuando ya la veo en su punto, subo a fuego vivo y echo los calamares, si son frescos y los hemos secado con papel de cocina antes, no salpicará el aceite. Vamos removiendo y dejando que se consuma el agua que han sacado. Cuando ha reducido un poco, echo un vaso de vino blanco, remuevo y dejo que se consuma el alcohol. En unos 5′ probamos un calamar. si ya está, echamos los mejillones o las almejas, tapamos y dejamos que se abran (lo harán en pocos minutos).
Cuando ya están todos los mejillones abiertos, echo perejil fresco picado, remuevo bien y dejo que vuelva a reducir el agua que han sacado los mejillones. Y ya está hecho.
Quedarán con un aceite lleno de sabor y una cebolla que se deshace. Me encanta mojar pan en ese aceite.
